lunes, 1 de octubre de 2012

Escenario de Carrhae (I) Introducción

     Como va siendo habitual en otoño, los días 10 y 11 de Noviembre del 2012 se celebrarán en las Cotxeres de Sants (Barcelona) las Jornadas de estrategia y simulación  del Club Alpha Ares (http://alphaares.com).




     Dentro de estas jornadas, y entre otras actividades, se realizarán torneos y demostraciones de juegos. Es por esto que el grupo de jugadores de DBMM Magister Militum Ibericus hemos pensado en preparar un escenario demostrativo.
     Para ello hemos escogido la recreación de la batalla de Carrhae, no solo por lo significativo de la misma (ya que significó el fin del primer triunvirato y aceleró la guerra civil entre Pompeyo y César), sino también por la disparidad de fuerzas y lo extraordinario del despliegue.

     Efectivamente, y a lo largo de una serie de entradas, pasaré a detallar el contexto histórico, la preparación del escenario y finalmente el informe del mismo.

Introducción histórica:

      Esta pequeña introducción histórica al escenario está basada en las "Vidas Paralelas" de Plutarco.
Tras fundar el primer triunvirato, César, Craso y Pompeyo se reparten los territorios de Roma. Se prorroga a César el mando de la Galia y Pompeyo y Craso se echan a suertes los territorios de Hispania y Asia. Pompeyo consigue la primera y la segunda queda para Craso.

     Este planea entonces una campaña teóricamente contra los partos con el objetivo claro de enriquecerse a cuenta de las prósperas ciudades asiáticas. Con apenas alguna oposición entre los senadores y los tribunos de la plebe el Senado y teniendo en cuenta la suerte favorable de las armas romanas en las campañas anteriores (dirigidas por Lúculo y Pompeyo), Craso se propone ampliar las fronteras de Roma hacia el Este.

     Inicia la campaña partiendo hacia la Galacia, y de ahí hacia Siria. En el transcurso de esta primera parte de la campaña se dedica a tomar ciudades y a recaudar impuestos, ya que el poderío del ejército romano es imparable y apenas alguna ciudad osa levantar armas contra este.
     Cuando esta preparando los cuarteles de invierno, le llegan embajadores del rey Arsaces (también llamado Hirodes más adelante en la narración) de Partia indagando sobre sus intenciones, dejándoles claro Craso que se propone la conquista de su territorio. A pesar de que las noticias que llegaban de las ciudades ocupadas por los partos deban fe de su fuerza y de que los augures solo encontraban indicios funestos en sus sacrificios (augurios que se repetirán durante toda la expedición, según Plutarco), la llegada del Rey Artabaces de Armenia junto con su guardia personal reafirma en Craso la determinación de invadir Partia.
Artabaces aconseja a Craso avanzar por colinas y terrenos complicados, difíciles para la caballería parta. Craso no le hace caso y proyecta una marcha por la Mesopotamia, probablemente por ser un terreno más fácil para el bagaje y en el que podía avanzar más rápidamente. Artabaces decide no acompañarle por este camino, lo que presagiaba el destino de la expedición.

     Tras pasar la ciudad de Zeugma se plantea en consejo de guerra la posibilidad de avanzar a lo largo de un río, para tener un flanco cubierto y aprovisionarse mediante la flota fluvial romana. En esto que llega al campamento romano un noble árabe llamado Ariamnes, que anteriormente había servido con Pompeyo. Éste convence a Craso de que marche por la llanura, ya que sus enemigos son pocos y están desorganizados y están procediendo a evacuar el territorio, llevándose con ellos sus riquezas. Mientras tanto, el rey de Partia decide atacar en dos frentes: él mismo, al mando del ejército principal, se dirigirá hacia Armenia para castigar a Artabaces, mientras que Surena se encaminará hacia los romanos para enfrentarse a ellos y hostigarlos.


      Comenzaron el avance los romanos por caminos cómodos, pero pronto se encontraron en una llanura arenosa, sin refugio y sin pozos. Durante la marcha reciben mensajeros de Artabaces, que le informa que le están atacando los partos y que no puede marchar con los romanos. Le pide socorros y le aconseja que se aparte del terreno abierto, que es propicio para la caballería parta. Craso desdeña su consejo y le informa que no puede apoyarle, pero que más tarde vengará la afrenta de los partos en Armenia. 
     Una noche desaparece Ariamnes, y al día siguiente las avanzadillas romanas se encuentran con las tropas de Surena…

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